Relato del quinto taller de Bosque Comestible
Relato Bosques Comestibles 18/06 – por Meiling Colorado
Quinto y penúltimo módulo del curso…
Vamos llegando, algunos hemos participado en la celebración de los Círculos de la Permacultura la tarde anterior, y la fantástica tamboreada por la lluvia, y todavía tenemos un aire festivo. Además, parece que la iniciativa surgió efecto. Va a llover!
La cuestión es si nuestros suelos podrán absorber y aprovechar esta tan deseada lluvia…
Julio explica como debido al uso de maquinaria agrícola pesada se han compactado muchos suelos de Mallorca, de manera que entre otras cosas, no absorben ni retienen la poca lluvia que cae, llegando incluso a hacer inviable el crecimiento de especies que había antes, como el cerezo…De nuevo la gestión del suelo se hace fundamental en estos casos. Usar rábano mallorquín, zanahoria silvestre, vétiver o incluso daikon para descompactar el suelo, y así poder poco a poco regenerarlo. Vamos repasando que especies se pueden ir poniendo para una buena gestión de suelo que ayude al bosque sucesional. Otra práctica relacionada con la captación de lluvia son los Jardines de Lluvia, donde se recoge el agua de techos y caminos para dirigirlos donde sean necesarios. Es tan importante sacar el máximo partido a esta bendita agua…
Surge el tema de la energía telúrica, y una fascinante reflexión basada en la experiencia de uno de los participantes, Tomás. Mas allá de la búsqueda de agua, usando las ya conocidas varillas que utilizan los zahorís ha descubierto algo muy interesante. Parece ser que allí donde se cruzan, las plantas no prosperan.
Campos magnéticos…
Radiestesia…
Todo esto está tan poco investigado que raramente se toma en cuenta al hacer un diagnóstico de lugar, o de enfermedades en las plantas, y sin embargo no se puede negar que a nivel del subsuelo el roce de la roca y el agua produce electricidad, que a su vez afecta a todos los seres vivos, incluidos nosotros. Por ahora, hay quien tiene un don para estas cosas, y puede desarrollar esta intuición para ejercer de zahorí, por ejemplo. Tener un don específico para algo significa que normalmente solo lo podrá ejercer bien la persona así dotada, a no ser que el tema se estudie y se ponga al alcance de todos.
Algún día la ciencia nos dará las respuestas, así como las fórmulas que rigen estos fenómenos…
Lo cual nos lleva a otra interesante reflexión. Julio Cantos nos explica que los antiguos agrónomos usaban cuerdas de doce nudos para medir fincas con precisa exactitud…luego llegó Pitágoras, estudió lo que hacían, y descubrió la formula detrás de la técnica. Supuestamente esto lo pone al alcance de todos, ¿no? Pues viendo la pinta del tiempo decidimos acortar el tema teórico; armados con metro, bolígrafo y papel, nos lanzamos a medir…y descubrimos que aunque entendemos los números, con los útiles en la mano cambia el cuento! Risas aparte, y tras un buen rato dando vueltas con el metro, es interesante constatar que aunque las fórmulas son ahora conocidas, la gran mayoría hemos perdido el conocimiento que nos permite implementarlas para, por ejemplo, ejecutar un simple triangulo sobre el terreno. Fascinante retroceso en el que el conocimiento desbanca la acción. Esperemos que sea otro efecto péndulo, y que volvamos a un equilibrio que nos permita seguir adelante en nuestra evolución, en vez de quedarnos anclados en el Parálisis del Análisis…
Ya solo nos queda un módulo más. La semana que viene experimentaremos con productos del bosque comestible!
Yo quisiera que este curso marcara un antes y un después…que los diseños de bosques no se quedasen en los cuadernos, bellamente ilustrados, sino que surgiesen, bellos y fuertes por toda Mallorca, para deleite y disfrute tanto nuestro, como de futuras generaciones.