Jóvenes y Permacultura una Celebración de Vida y Esperanza
Jóvenes y Permacultura una Celebración de Vida y Esperanza
En un momento de grandes cambios y desafíos en nuestras sociedad, Youth in Permaculture (youthinpermauclture.org- YiP) o Jóvenes en la Permacultura, se dedica a conectar a los jóvenes con las oportunidades que ofrece la permacultura. YiP empezó sus primeros pasos en Escola Kumar con el equipo de PermaMed en 2017. Ya en un año trabaja a nivel europeo con más de ocho países implicados. EcoHabitar ha publicado dos artículos sobre los jóvenes en permacultura, escritos por los jóvenes mismos. El artículo del pasado otoño se centraba en el programa de jóvenes aquí en Mallorca con Escola Kumar y PermaMed. En el proximo sale un artículo sobre la primera celebración de YiP con unos 56 jóvenes, 9 de españa, donde dos de las participantes de España, Hannah Orr Sevilla y Claudia López Rosell comparten sus impresiones del evento. Esperamos que las puertas se abrirán para más posibilidades de participación de los jóvenes en el futuro.
Por Hannah Orr Sevilla:
Inicialmente mi deseo de participar en el programa organizado por Youth in Permaculture fue a raíz de la conexión personal que tengo con la Escola Kumar en Mallorca. Afortunadamente cuenta con muchos miembros jóvenes y algunos no tan jóvenes, que me inspiraron a lanzarme y formar parte de este proyecto. Al empezar mi camino y aprendizaje en lo que es la permacultura, mi principal razón se centraba en el deseo de tener un conocimiento más profundo de cómo podemos cuidar de nuestro entorno y cual es mi lugar dentro de lo que es un movimiento global ecológico hacia un futuro más estable. Fue en la Escola Kumar donde entendí la importancia que tiene comunicarse con jóvenes de otros países y aprender de ellos. Creo que es imprescindible la participación en un intercambio de ideas a nivel global para poder encontrar soluciones que se adapten a las necesidades de todos.
Nuestro tiempo en Abbazia Santa Fede en Cavagnolo (Turín), nos dio la reclusión necesaria para crear una atmósfera de trabajo donde todos compartimos inquietudes e intereses similares. Durante la semana del 8 al 16 de diciembre nos alojamos en un monasterio que estaba localizado cerca de los Alpes, entre caminos por bosques y montañas, en un entorno que nos daba mucho contacto directo con la naturaleza. Cada día había actividades que se desarrollaban tanto en el interior como en el exterior del monasterio, y nos inspiraban a tener un respeto por el medio ambiente. Tras una inicial introducción mediante ejercicios diseñados para fomentar el acercamiento entre los miembros del grupo, se nos asignaron tareas que se desempeñaban en grupos aleatorios y rotaban a diario. Realmente los grupos de trabajo fueron una forma genial de promover el trabajo en equipo y ayudar a compartir la responsabilidad y respeto por el espacio que estábamos utilizando.
Comenzábamos nuestros días formando parte de un círculo energético con 56 jóvenes, la mayoría entre 16 y 26 años, procedentes de varios países, Italia, España, Francia, Portugal, Reino Unido, Holanda, Hungría, Turquía, Dinamarca, Eslovenia y Macedonia. Durante esta reunión inicial teníamos la ocasión de entablar una discusión colaborativa abierta a sugerencias. A continuación comenzaban los diferentes cursillos dirigidos por los coordinadores que representaban a cada país con presentaciones sobre permacultura, sociocracia, arte en la naturaleza, meditación y técnicas de acercamiento y cooperación dentro del grupo. Tras la introducción a los diferentes temas se abría un espacio de debate donde colectivamente buscábamos soluciones dentro de pequeños grupos que luego presentaban ideas y sugerencias al grupo en general. Era una ocasión para aplicar ideas aprendidas en los cursillos a problemas reales. Bajo la guía de los coordinadores podíamos movernos del aprendizaje a la aplicación práctica.
La segunda parte del curso consistía en la participación en talleres que nos daban una experiencia más práctica. Con temas que iban desde la mejor utilización y consumo de energías alternativas (incluyendo una demostración del potencial energético de la propulsión humana en bicicleta; “Peddle Power”), bio-construcción y reciclaje de materiales, hasta el uso de monedas alternativas, pasando por vermicompost y fermentación en la permacultura. Pudimos incluso cooperar con el monasterio realizando un diseño para la aplicación de los principios de la permacultura en su huerto.
Para finalizar el día había espacios abiertos en que los participantes compartían sus conocimientos mediante cursos opcionales y actividades en grupo. Tuvimos oportunidad de contrastar opiniones diversas sobre justicia social, feminismo, sociocracia y varios temas de interés, dejando también tiempo para la meditación, relajación, música, deportes o juegos en la nieve. Nuestro enfoque era siempre la sostenibilidad dentro de un acercamiento colectivo. Al oscurecer se fomentaba un entendimiento más profundo de la diversidad cultural de nuestro grupo con actividades donde los diferentes equipos compartimos información sobre las costumbres más típicas y atípicas de nuestros países a través de juegos culturales, la comedia o la danza. La noche finalizaban con un gran festín internacional que contaba con platos suculentos.
Pasaron los días rápidamente y a mediados del curso comenzamos a preparar un proyecto de aplicación de los conceptos adquiridos. Se trataba de desarrollar un diseño por grupo que permitiese crear una mejora en algún campo de interés. El trabajo se enfoca en intervenciones a nivel local, siguiendo los principios de la permacultura y sociocracia. El proyecto de diseño comienza con el desarrollo de una visión de grupo que sirve de guía y a la que todas las decisiones se deben adherir. A partir de esta visión se crea una misión que ayuda a establecer ciertas pautas para el proyecto. Dedicamos cada día unas dos a tres horas a la planificación y organización de nuestro proyecto en equipos hasta tener una presentación por países para el grupo en general. Al concluir la semana compartimos nuestros diseños que en muchos casos sirvieron de inspiración y nos dieron ocasión de reflexionar sobre nuestro aprendizaje. También sirvió para asegurar que todos los principios aprendidos se reflejen en un proyecto común aunando todos nuestros esfuerzos. Se presentaron todo tipo de temas con proyectos tan variados como un centro de meditación en Macedonia, un banco de semillas en Portugal, o un centro de educación itinerante para la iniciación en la permacultura en España. Algunos métodos de presentación se salieron de la norma con la comedia muda, la meditación, la música y el arte como medios de comunicación. A través de la presentación de los proyectos pudimos obtener un certificado de Gaia Youth (gaiaeducation.org), el primero de este tipo en Europa.
En conclusión aprendí sobre el respeto para el lugar donde me alojaba mediante la cooperación con los demás participantes. Aprendí cómo utilizar la permacultura y sociocracia en el día a día. Aprendí a aplicar la teoría a través de soluciones prácticas y a su vez como podía utilizar estos nuevos conceptos localmente. Más importante, aprendí que todas y todos por igual, independientemente de la experiencia personal, sexo, estado social, raza y educación, somos esenciales para contribuir hacia un futuro más estable. Aprendí que los principios éticos de la permacultura; cuidado de la tierra, cuidado de la gente y reparto justo pueden ser representados durante un curso en todas sus fases, ayudándonos a conectar y cooperar con personas afines y a formar parte de un movimiento global.
En mi opinión para promover un cambio a nivel global no solo se necesita una educación dentro de lo que son las herramientas necesarias, pero además es necesario un cambio en la forma de pensar. Un cambio de conciencia, porque sin un cambio drástico en la forma de pensar es difícil efectuar los cambios prácticos que son evidentemente tan necesarios. Esto es algo que también se nos ofreció en Italia. Tuvimos la ocasión de entablar amistades y contactar con los demás a la vez que llegamos a conocernos a nosotros mismos y vimos donde nos llevan nuestras acciones. Reflexionamos para saber lo que debemos cambiar, lo que tenemos que hacer para no tener los mismos problemas y como escuchar y prestar atención para que nadie se quede sin voz.
Para mi se hizo claro el propósito de este encuentro un día en el que se organizó un paseo por el bosque. Al subir la montaña caminamos en parejas, de la mano, hablando y entendiendonos. Al llegar a la cima tuvimos fe en nuestra compañera o compañero y les dejamos que nos guiarán con los ojos cerrados hasta el momento en que abríamos los ojos y nos mostraban una imagen que querían compartir. Por fin, al bajar la montaña caminamos en solitario reflexionando y prestando atención tanto a los cambios en nosotros mismos como en el camino. Escuchamos a la naturaleza. Para mi significó el paseo hacia el cambio. Al empezar a subir la montaña se hace difícil y nos da la ocasión de conocer cual es el problema, lo vamos conociendo todos en conjunto con compañeras y compañeros, escuchando y aprendiendo de los demás. Al llegar a la cima tenemos que tener fe en los demás y esperar que tengan una acción correcta y estar dispuestos a mirar desde su punto de vista, al volver, reflexionamos teniendo en cuenta nuestro entorno.
Personalmente llevaba un tiempo sintiendo la necesidad de participar y cooperar con temas que me preocupan como son el cambio climático, la explotación de recursos limitados, el uso de productos genéticamente modificados en la alimentación, el comercio justo y la degradación del medio ambiente. Gracias a la formación en cursillos a través de Permamed (permamed.org) fue creciendo en mi el deseo de involucrarme más. Sin embargo entiendo que no soy la única. En este momento hay jóvenes en todo el mundo que se están informando y tienen interés en participar. Oportunidades como el encuentro organizado por Youth in Permaculture, que gracias a Erasmus Plus fue totalmente financiado, dan el espacio adecuado para tratar estos temas que aumentan en importancia tanto para los jóvenes como para las demás generaciones. A través de la divulgación de información, educación en estos temas y mediante el estudio de posibles soluciones creo que nuestra generación tiene la responsabilidad de efectuar un cambio. En este momento es fundamental crear encuentros en los que las próximas generaciones son guiadas hacia un conocimiento más completo de nuestra situación y soluciones.
Por Claudia López Rosell:
Para continuar con el proyecto de forma colectiva decidimos que después de acabar el intercambio seguiríamos trabajando juntxs en ello. Los jóvenes que hemos compartido esta experiencia estamos colaborando para ayudar a construir Youth in Permaculture-youthinpermaculture.org (YiP), tanto a nivel europeo como en nuestras propias organizaciones nacionales. Varios jóvenes planean asistir también al siguiente encuentro de YiP en Londres. Así como a las próximas Convergencias de Permacultura como el EUPC (https://www.eupc2018.ie/) y la Convergencia Ibérica (http://www.permaculturaibera.org/). Esperamos que los grupos locales de permacultura alienten a los jóvenes en sus eventos y actividades.
Esto es especialmente importante para mi, que vivo en un entorno urbano, Barcelona, donde aunque ya hace años que se oye la palabra permacultura, en general las energías parecen estar puestas en seguir alimentando a la bestia de asfalto. A raíz de la crisis económica el paisaje urbano ha adquirido un interesantes virajes. Antes se tiraban edificios para construir nuevos, ahora parece que no hay dinero para la segunda parte y a cambio tenemos una colección interesante de solares vacíos con fecha de caducidad larga. Para mi, que empecé cultivando alguno de mis alimentos en mi pequeña terraza, pasar a un espacio así; es un lujo. No solo por la libertad que ofrece, si no también por el abandono: La naturaleza salvaje, haciéndose hueco por donde puede, lo acaba llenando todo. Así empezó la cada día más larga lista de huertos urbanos que tenemos en la ciudad, y la posibilidad de empezar a trabajar la tierra, que parece que en una gran ciudad ni existe y nos alimenta a diario. Ésta es también mi nueva forma para hablar de permacultura con gente afín o curiosa, y de hacer crecer mi grupo local de YiP, aunque este se plantea como el mayor reto. La idea de empezar con YiP fue a raíz de que no habían muchos jóvenes involucrados en permacultura, y yo sigo planteándome: ¿Dónde están lxs otrxs jóvenes?
Los jóvenes interesados están invitados a apuntarse al grupo de jóvenes y permacultura (JyP) en Mallorca con cursos y eventos con permamed.org.