Relato del segundo taller de Bosque Comestible

Relato Segundo taller de Curso de Bosque Comestible 23/04 (Por Meiling Colorado)

Biodiversidad…maravilloso concepto en ocasiones tomado muy a la ligera.

El ciclo de vida del ser humano es muy corto en comparación con algunas especies con las que compartimos el planeta, y por lo tanto no somos plenamente conscientes de la carrera de relevos que da pie a esa misma biodiversidad que sustenta el equilibrio de la vida sobre el.

Saber esto y poder aplicarlo en nuestros diseños es tocar la energía creativa con la punta de los dedos, entender que hay especies que a veces rechazamos por ignorancia, como el pino, y que son en verdad pioneras, dando paso a encinares que no podrían haber existido de otra manera.

Sabemos tan poco…y en ello nos va nuestra supervivencia como especie.

He aquí el gran misterio, la naturaleza nos susurra que, aun teniendo en cuenta el cambio climático, allí tenemos al mirto resistente al viento, la alcaparra, para piedras y muros, o la carissa, amiga de dunas y secano…todas ellas plantas bellas y generosas, de las que podemos aprovechar no solo la magia de su presencia, sino flores, hojas y frutos. Verdaderos tesoros de subsistencia.

Entender los signos, leer el lenguaje de las plantas, es esencial…las hay que siendo bioindicadores nos señalan el camino a tomar para diseñar nuestro bosque, la ortiga, por ejemplo, nos indica suelos ricos en nitrógeno, mientras que la zulla lo fija y por lo tanto sirve para mejorar suelos pobres en él .Si además entendemos qué plantas y arboles fijan el carbono atmosférico, tales como la portulacaria, incluso podríamos hacer algo por mitigar el cambio climático.

La belleza del diseño de bosques es que no es una imagen que ha de permanecer fija en el tiempo, como podría ser un jardín, por ejemplo, sino que si se entienden bien las sucesiones de las especies, si el diseño es propicio, el bosque irá evolucionando y transformándose de una manera gradual. Las variedades presentes tras 50 años podrán no ser las que se plantaron originalmente, mas serán igualmente valiosas, aportando un sin fin de riqueza y abundancia a su entorno.

La base de todo es, como no, el suelo, y no nos cansamos de repetir que el objetivo de la agricultura  ecológica es eso…crear suelo.

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En las prácticas Julio nos enseña como hacer una simple granulometría, y a descubrir el PH de nuestros suelo. Como en los Circulos de la Permacultura de la finca Son Barrina hay toda una selección de sitios demostrativos, nos es fácil encontrar diferentes tipos de suelos para experimentar. Luego partimos en una expedición para lo que nuestro gran maestro Julio Cantos denomina crear un bosque ¨a carretilladas¨.  Consiste ni mas ni menos que en recoger todo el material orgánico que se amontona a los lados del camino bajo los arboles, de donde lo vendrá a recoger los servicios de limpieza dentro de un par de días, y por medio de una simple carretilla, llevárnoslo para utilizarlo de acolchado para nuestro incipiente bosque. Acolchado fenomenal, natural y gratuito, y del cual es muy posible que salgan las mismas especies que crecían donde lo cogimos.

Todo esto mientras vamos identificando especies, explorando la idoneidad de su ubicación (una morera en una zona por donde corretean las gallinas es una idea estupenda, no?) y decidiendo donde hemos de plantar otras.

Al tiempo que comemos habas, nísperos y tirabeques, hallamos el sitio ideal para una alcaparra. Junto con  una Olla de barro para el riego durante esta delicada primera fase, le ponemos de compañero un geranio, y nos vamos a casa contentos de nuestra experiencia, y de haber añadido nuestro granito de ilusión y biodiversidad a este proyecto tan bello.

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